viernes, 21 de diciembre de 2012

Más dinero para empresas, menos plata para la gente

Un 33 % fue el piso del aumento del boleto en colectivo y trenes en la zona metropolitana, según informó el Ministro del Interior y de Transporte de la Nación, Florencio Randazzo, días atrás. El costo mínimo del boleto colectivo pasa de $1.10 a $1.50 y el de tren de $.070 a $1.00.

  ¿Por qué el Gobierno Nacional sube el precio del boleto si no hay ninguna mejora visible del servicio de colectivos y trenes? La justificación que da el ministro es que el aumento es la consecuencia de la quita de un porcentaje de los subsidios que reciben empresas de trenes y colectivos para mantener el precio del boleto en un nivel accesible a cambio de un servicio paupérrimo.
  El ahorro supone 107 millones de pesos, y su uso será re dirigido a sectores más vulnerables de la sociedad. Pero semanas atrás, desde el mismo ministerio, se aprobaron 800 millones de pesos en subsidios a empresas de colectivos. Y las concesionarias de los servicios de transporte terrestre reciben apoyo monetario por parte del estado por 17.000 millones de pesos anuales. Lo cual hace deducir que el ahorro es nulo, si no todo lo contrario: se afecta el bolsillo de todos, se otorga más dinero y los beneficios son intangibles.
  Además, Randazzo negó que el incremento del precio del boleto sea por los niveles de inflación que ronda el 25 por ciento anual.
 
Lo difícil de entender es como una dirigencia política que busca constantemente diferenciarse del proceso neo liberal llevado a cabo en la década de 1990, mantiene este tipo de dádivas a empresas que ganaron las concesiones durante la privatización de los servicios públicos en dicha década. Sin ningún tipo de control posterior, ni estatal, ni por parte de sindicatos o ciudadanos comunes. Comparte la idea menemista.
  La lógica de esta política es no violentar con aumentos tarifarios de servicios públicos (de transporte y en general) el bolsillo de la población, para no reducir la capacidad de consumo en los sectores bajos y medios bajos de la sociedad y así fortalecer el mercado de consumo de productos y servicios interno. Esta táctica ha funcionado en el corto plazo, pero es una situación que en algún momento debería parar. ¿Por qué? Porque la contra cara de esta política en el largo plazo son más tragedias, más muertes, más dolor, más demoras por problemas de servicio (menos tiempo con la familia y los amigos o el ocio).
  Lamentablemente, esta dirigencia política nunca supo como administrar y mejorar los servicios públicos de transporte, de una forma que no sea la actual. Sus dos ex Secretarios de Transporte se encuentran procesados por la tragedia de Once ocurrida a principios de año, donde el sistema de frenado de un tren falló, se estrelló contra las contenciones y provocó la muerte de 51 personas. Y ya fue aclarada la no intención de re estatizar las líneas metropolitanas de ferrocarriles, a pesar del escenario actual. Por lo tanto, subirse a un tren o un colectivo en el área metropolitana para volver del trabajo o la escuela, seguirá caracterizado, principalmente, por averiguar en que tan malas condiciones de humor y escaso nivel de paciencia voy a volver al hogar. O no llegar nunca.

Fuente: Télam, agencia de noticias del Estado.
 

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