Che, me pintó hablar un poco de historia y escenarios electorales durante la vuelta de la elección de nuestros representantes, caída ya la última dictadura militar. Vamos entonces:
1)
Descripción
Desde
el regreso de la democracia hasta finales de los años 80, principios de los 90,
la vida política en la argentina se vio dominada por un sistema bipartidista,
compuesta por el Partido Justicialista (PJ) y la Unión Cívica Radical (UCR). La
última oportunidad en que estos dos partidos se enfrentaron por la presidencia,
fue en 1989, donde la suma de las fórmulas pejotistas y radicales se llevaron
el 80 por ciento de los votos. Desde entonces y hasta nuestros días, nunca más
se enfrentaron en forma “pura” unos contra otros por el mando de la Casa Rosada.
Si en ocasión de elecciones de medio término, pero lejos de acaparar tal
cantidad de votos. Lentamente, los electores estaban buscando nuevas opciones
por fuera del bipartidismo, ya por el año 1991. Esa grieta en la represa que
significaba el “BI”, no pararía de agigantarse hasta hacer colapsar su
estructura en los años siguientes,
2)
Descomposición y Crisis
Luego
del llamado “Pacto de Olivos”, donde el entonces presidente Carlos Menem (PJ),
junto con su antecesor, Raúl Alfonsín (UCR), sentaron las bases para una
reforma constitucional, la fuga de votos desde ambos sectores del BI se
acentuó, al punto tal que la UCR fue relegada al tercer lugar en las elecciones
presidenciales de 1995, debajo del FREPASO. Paralelamente, varios analistas
políticos coinciden en señalar este episodio como el comienzo de una crisis de
representatividad de la dirigencia política, esto es, el descreimiento de los
ciudadanos en las figuras de los partidos tradicionales. En 1999, la unión
entre el FREPASO y la UCR desplazó al PJ del poder, pero solo por poco tiempo:
la crisis que estalló durante 2001/02, anticipó la salida De la Rúa, para, presidencia
interina de Duhalde mediante, llegar a las elecciones presidenciales de 2003.
3) Resultados
Ese año,
como en las siguientes dos elecciones presidenciales (2007 y 2011) se observa
claramente un sector justicialistas, que en promedio han acaparado el 60 por
ciento de los votos afirmativos válidamente emitidos, con un pico en 2011: 67
por ciento.
Los
votos por fuera de las expresiones justicialistas, a partir de 2003, varían
entre nuevos y viejos partidos, expresiones de izquierda y derecha, actores de
alcance provincial, etc. Es necesario ejemplificar a fin materializar y
explicar la oración anterior: la crisis representatividad reinante, causó que
la UCR deje de ser un partido con caudales de votos propios, y que dentro de
dicho partido aparezcan varios candidatos que dividen sus posibilidades entre
ellos por una chance presidencial. Sumado a expresiones partidarias, icebergs
desprendidos del enorme glaciar que el
radicalismo supo ser, como el ARI-CC o
GEN, la llegada a la gobernación de la CABA, a fuerza de marketing y
fenómeno “outsider” del PRO, con Macri a la cabeza, hasta la llegada históricos como el Partido
Socialista, que goza de gobernar una provincia por primera vez en su existencia,
o casualidad, en este mapa político de fragmentación.
4)
Conclusión y escenario actual
Aunque
es verdad que todos los presidentes del 83 hasta la actualidad fueron
dirigentes pertenecientes al fenómeno bipartidista, es un argumento muy
escuálido para sostener que la UCR y el PJ se “pasan” el poder entre ellos en nuestros días.
Principalmente, porque dicha tesis no tiene en cuenta lo descrito en los puntos
2 y 3. Si no ha surgido un presidente por fuera del BI, es porque los actores
de la política nacional no han sido capaces de articular un espacio atractivo y
con capacidad de gobernar, y que tenga los votos suficientes para ganar una
elección presidencial, y, además, porque el PJ siempre ha logrado sostenerse en
el ejercicio del poder
En los
horizontes del 2015, en un contexto de crisis económica (devaluación, inflación,
fuga de reservas, paritarias irresueltas) y de debilidad política del gobierno
K (ministros sin peso, perdida de apoyo de intendentes del conurbano, casos de
corrupción, menor apoyo electoral), puede vislumbrarse un escenario electoral
bastante similar al de 2003: el polo del PJ dividido en dos
(Menem-Kirchner/Massa-Scioli), un candidato de derecha (Lopez Murphy-Macri) y
otro de centro izquierda. Aquí el paréntesis sería innecesario, dado que los
líderes de los partidos que podrían integrar ese lugar, tiene otras
prioridades: atender la situación delicada del país, para, posteriormente,
constituir formalmente, el espacio en cuestión
La idea
primordial es dirimir una fórmula que dispute el mando del ejecutivo, en las
primarias abiertas y obligatorias; volcar el poder de señalar una fórmula
presidencia en las personas, en lugar de resolver, acuartelados dentro de un
coqueto salón de hotel, entre los egos de los principales candidatos, y sus
respectivos asesores, armados de encuestas tendenciosas y argumentos variados.
La potencialidad del espacio es enorme. Tiene preocupados a los demás actores
de la política nacional: se puede presentar como una clara alternativa de
gobierno para la población. Y la experiencia exitosa de UNEN en CABA alimenta a
creer que se puede transformar en una práctica nacional. El propósito no es negociable, y busca
alimentar un poco más la democracia. Invitar a inmiscuirse más a los ciudadanos,
a fin que estos utilicen las primarias para su real propósito: decidir los
candidatos.
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