sábado, 8 de marzo de 2014

Del Bipartidismo a la realidad

Che, me pintó hablar un poco de historia y escenarios electorales durante la vuelta de la elección de nuestros representantes, caída ya la última dictadura militar. Vamos entonces: 

1) Descripción

Desde el regreso de la democracia hasta finales de los años 80, principios de los 90, la vida política en la argentina se vio dominada por un sistema bipartidista, compuesta por el Partido Justicialista (PJ) y la Unión Cívica Radical (UCR). La última oportunidad en que estos dos partidos se enfrentaron por la presidencia, fue en 1989, donde la suma de las fórmulas pejotistas y radicales se llevaron el 80 por ciento de los votos. Desde entonces y hasta nuestros días, nunca más se enfrentaron en forma “pura” unos contra otros por el mando de la Casa Rosada. Si en ocasión de elecciones de medio término, pero lejos de acaparar tal cantidad de votos. Lentamente, los electores estaban buscando nuevas opciones por fuera del bipartidismo, ya por el año 1991. Esa grieta en la represa que significaba el “BI”, no pararía de agigantarse hasta hacer colapsar su estructura en los años siguientes,

2) Descomposición y Crisis

Luego del llamado “Pacto de Olivos”, donde el entonces presidente Carlos Menem (PJ), junto con su antecesor, Raúl Alfonsín (UCR), sentaron las bases para una reforma constitucional, la fuga de votos desde ambos sectores del BI se acentuó, al punto tal que la UCR fue relegada al tercer lugar en las elecciones presidenciales de 1995, debajo del FREPASO. Paralelamente, varios analistas políticos coinciden en señalar este episodio como el comienzo de una crisis de representatividad de la dirigencia política, esto es, el descreimiento de los ciudadanos en las figuras de los partidos tradicionales. En 1999, la unión entre el FREPASO y la UCR desplazó al PJ del poder, pero solo por poco tiempo: la crisis que estalló durante 2001/02, anticipó la salida De la Rúa, para, presidencia interina de Duhalde mediante, llegar a las elecciones presidenciales de 2003.

3) Resultados

Ese año, como en las siguientes dos elecciones presidenciales (2007 y 2011) se observa claramente un sector justicialistas, que en promedio han acaparado el 60 por ciento de los votos afirmativos válidamente emitidos, con un pico en 2011: 67 por ciento.

Los votos por fuera de las expresiones justicialistas, a partir de 2003, varían entre nuevos y viejos partidos, expresiones de izquierda y derecha, actores de alcance provincial, etc. Es necesario ejemplificar a fin materializar y explicar la oración anterior: la crisis representatividad reinante, causó que la UCR deje de ser un partido con caudales de votos propios, y que dentro de dicho partido aparezcan varios candidatos que dividen sus posibilidades entre ellos por una chance presidencial. Sumado a expresiones partidarias, icebergs desprendidos del enorme glaciar  que el radicalismo supo ser,  como el  ARI-CC o  GEN, la llegada a la gobernación de la CABA, a fuerza de marketing y fenómeno “outsider” del PRO, con Macri a la cabeza,  hasta la llegada históricos como el Partido Socialista, que goza de gobernar una provincia por primera vez en su existencia, o casualidad, en este mapa político de fragmentación.



4) Conclusión y escenario actual

Aunque es verdad que todos los presidentes del 83 hasta la actualidad fueron dirigentes pertenecientes al fenómeno bipartidista, es un argumento muy escuálido para sostener que la UCR y el PJ se “pasan”  el poder entre ellos en nuestros días. Principalmente, porque dicha tesis no tiene en cuenta lo descrito en los puntos 2 y 3. Si no ha surgido un presidente por fuera del BI, es porque los actores de la política nacional no han sido capaces de articular un espacio atractivo y con capacidad de gobernar, y que tenga los votos suficientes para ganar una elección presidencial, y, además, porque el PJ siempre ha logrado sostenerse en el ejercicio del poder

En los horizontes del 2015, en un contexto de crisis económica (devaluación, inflación, fuga de reservas, paritarias irresueltas) y de debilidad política del gobierno K (ministros sin peso, perdida de apoyo de intendentes del conurbano, casos de corrupción, menor apoyo electoral), puede vislumbrarse un escenario electoral bastante similar al de 2003: el polo del PJ dividido en dos (Menem-Kirchner/Massa-Scioli), un candidato de derecha (Lopez Murphy-Macri) y otro de centro izquierda. Aquí el paréntesis sería innecesario, dado que los líderes de los partidos que podrían integrar ese lugar, tiene otras prioridades: atender la situación delicada del país, para, posteriormente, constituir formalmente, el espacio en cuestión

La idea primordial es dirimir una fórmula que dispute el mando del ejecutivo, en las primarias abiertas y obligatorias; volcar el poder de señalar una fórmula presidencia en las personas, en lugar de resolver, acuartelados dentro de un coqueto salón de hotel, entre los egos de los principales candidatos, y sus respectivos asesores, armados de encuestas tendenciosas y argumentos variados. La potencialidad del espacio es enorme. Tiene preocupados a los demás actores de la política nacional: se puede presentar como una clara alternativa de gobierno para la población. Y la experiencia exitosa de UNEN en CABA alimenta a creer que se puede transformar en una práctica nacional.  El propósito no es negociable, y busca alimentar un poco más la democracia. Invitar a inmiscuirse más a los ciudadanos, a fin que estos utilicen las primarias para su real propósito: decidir los candidatos.


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